Fusarium

 Los síntomas iniciales  incluyen cambios en el color del follaje, principalmente, por un costado de las plantas, hojas con medio lado clorótico. En estado más avanzado   enanismo, amarillamiento y muerte de las plantas. Fusarium se transmite por el material vegetal y durante el manejo de las plantas. Debido a su movilidad dentro de los vasos conductores de las plantas, pueden infectar flores y frutos afectando la calidad y cantidad de los cultivos. 

 Los riesgos asociados con la infección por Fusarium incluyen la pérdida de producción agrícola, la disminución de la calidad de los cultivos y la aparición de sustancias tóxicas que pueden afectar la salud humana y animal ( en el caso de cultivos de consumo) . Normalmente Fusarium está clasificado como “forma especial” siendo  específico para determinados cultivos, como en el caso del tomate, aumentando su agresividad y afecta de manera permanente los suelos degradando su capacidad agrícola.  

El control de Fusarium se puede lograr a través de una combinación de medidas preventivas y curativas. Para prevenir la infección, es importante mantener las plantas sanas y fuertes, controlar las malezas que pueden actuar como hospedadoras para los hongos, y utilizar prácticas de rotación de cultivos adecuadas. También se pueden utilizar fungicidas para prevenir o tratar la infección.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que Fusarium forma en el suelo diferentes estructuras y no todas son controlables con el uso de fungicidas. La mejor táctica de control es el manejo integrado incluyendo prácticas de manejo cultural, exclusión, control nutricional, control biológico y control químico.